jueves, 13 de mayo de 2010


1 comentario:

  1. Dolor
    Quisiera esta tarde divina de octubre
    Pasear por la orilla lejana del mar;

    Que la arena de oro, y las aguas verdes,
    Y los cielos puros me vieran pasar.

    Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
    Como una romana, para concordar

    Con las grandes olas, y las rocas muertas
    Y las anchas playas que ciñen el mar.

    Con el paso lento, y los ojos fríos
    Y la boca muda, dejarme llevar;

    Ver cómo se rompen las olas azules
    Contra los granitos y no parpadear

    Ver cómo las aves rapaces se comen
    Los peces pequeños y no despertar;

    Pensar que pudieran las frágiles barcas
    Hundirse en las aguas y no suspirar;

    Ver que se adelanta la garganta al aire,
    El hombre más bello no desear amar;

    Perder la mirada, distraídamente,
    Perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;

    Y, figura erguida, entre cielo y playa,
    Sentirme el olvido perenne del mar.
    A.S

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